lunes, 1 de julio de 2013

Aldea medieval en Buenos Aires , Argentina








Esta maravillosa aldea medieval se encuentra en en la Ruta 3 kilómetro 31, González Catán, La Matanza.

ocupa 20 hectáreas y está construida sobre un terreno de 200, sin habitantes.
 Un poco de su historia...

El sueño de un iluminado

 

En muchas oportunidades la vida de una persona marca un patrón distinto.
Esto hace a la teoría de que la vida misma es una síntesis de valores humanos y no es un camino artificialmente creado por iluminados.
De ahí la conexión con la realidad, un virtual antidogmatismo, porque la racionalidad gobierna y asume comportamientos éticos que se vierten sobre la sociedad y son asumidos por esta en forma natural.



La obra que se ve en Campanópolis , obra del genio artístico, soñador y elevado de un hijo de inmigrantes, que como tantos otros que hicieron a la Argentina moderna, es el rescate del espíritu creativo, dinámico y transgresor.
Antonio Campana, el cristalizador del sueño, al verse condenado a morir víctima de una enfermedad terminal, decide dar un vuelco total a su existencia y consagrarse a un sueño.
Se desprende de sus empresas y construye esto para él y su gente, familia y amigos, sin sentido comercial, apostando a la ilusión y al placer de crear algo sobre terrenos recuperados a un basural y empleando materiales de demoliciones, con amplio espíritu ecológico y regenerativo.
Edifica una aldea, con mezclas de estilos, de reminiscencias medievales, en medio de bosques sembrados por él mismo, lugares de magia.
Rompe los moldes de la construcción, porque hace lo contrario de todo arquitecto. En base a lo viejo construye lo nuevo.
Del Caos de un demolición crea un Orden, creando vida desde la muerte o haciendo nacer después de morir.
Campanópolis es la concreción de una verdadera Iniciación, muriendo a una vida, para ver la luz en otra.
John Lennon, el popular músico inglés, dijo: "Muchos creen que soy un soñador...pero no soy el único", y Antonio Campana así lo demuestra. Es otro de los soñadores.
Se inscribe en la categoría de aquellos que se atrevieron a volar y concretaron su obra en vida, trascendieron, crearon de la destrucción y alumbraron con Luz las tinieblas de un páramo convertido en basural.


Supo pulir la piedra bruta y le dio el brillo del diamante, legando en sus hijos un amor a la obra y un respeto a la memoria, como pocas veces se ve en la actualidad.
A los visitantes se le despiertan los sentidos a pleno, se les agudizan, porque se deben emplear a la mayor capacidad para entender lo que se ve y se siente en ese lugar fantástico.
Le dieron apenas 5 años de vida...pero vivió 20 más, producto de la dedicación amorosa a su obra. El trabajo le alargó la vida, el sueño le alegro el alma, así la enfermedad pospuso su triunfo ante la alegría del espíritu.
La vieja obra de la civilización, que edificaba los templos con sus torres dirigidas al cielo, como brazos implorantes ante lo divino, tapizó el suelo, rompió la chatura del horizonte, elevo los espíritus, pero también le dijo al Hombre que éste podía más, que podía crecer, que podía aspirar a "divinizarse un poco".
Así el Hombre salió de al oscuridad. Esta es la historia de la Humanidad y una síntesis es Campanópolis.
El altruismo, al no hacerlo con sentido comercial, también es un hecho destacable, porque no todo gira en torno al rédito económico, más en épocas como las actuales, donde una ecuación económica hasta decide sobre la vida o la muerte.
Un ejemplo que debemos rescatar, para así no dejarnos devorar por el materialismo ni la globalización que nos impone lo aparente, por sobre lo real y ético.
Nos tenemos que reservar el derecho al asombro ante la "locura" de los transgresores útiles, los que despiertan la imaginación, el halago de la hazaña y los cultores de lo bello. Esto bien vale una vida.
Ser parte de esto y de esta categoría de Hombre es solo para iniciados y elegidos.
Antonio Campana encalleció sus manos, dejó que su cerebro desbordara de ideas y su espíritu volara con las alas que le da la libertad, llevándolo a la Luz.





Descripción

Campanópolis es una aldea única y atrapante, formada por medio centenar de construcciones de estilos diversos, unidas por callejuelas, pasajes, recovecos y lugares secretos que remiten a los pueblos del medioevo europeo pero con un ecléctico estilo propio y un entorno coronado por la naturaleza.
Con paisajes tan cautivantes como los que podrían apreciarse en la europea ciudad de Brujas, Campanópolis fue construída íntegramente con materiales reciclados. Entre otros atractivos encontramos una pasarela que recorre las Casas del Bosque, transportándonos hacia un lugar fantástico, con fuentes de agua, lagos, puentes de quebracho, islas, muelles, un molino de viento holandés, una capilla colonial y una locomotora con vagones de madera que datan de principios de siglo XX.








Entre las construcción contamos con varios atractivos como el Museo de las Rejas, donde se exhiben todo tipo de rejas de hierro forjado, herramientas, arañas colgantes, vitreaux, objetos antiguos y piezas de arte. También esta el Museo de la Madera, donde se exhiben todo lo relacionado a ella.
Otros sitios de interés que pueden apreciarse durante el paseo son: la Casa de Piedra, la Casa de Escoria, el Cabildo, la Casa Proa de Barco, el Pasaje del Búho, el Museo de Caireles y cientos de espacios secretos para experimentar la fantasía de vivir en la edad media.
Campanópolis está preparada para todo tipo de eventos, la única limitación es la propia fantasía. Se pueden desarrollar eventos exclusivos de menos de 10 personas hasta eventos para 1000 personas.
Las instalaciones de la aldea están adaptadas para que se puedan desarrollar diversas actividades: casamientos, eventos sociales, desayunos empresariales, reuniones de negocios, presentaciones de productos, recorridas culturales y de esparcimiento, pensadas para turismo receptivo y eventos deportivos.

















 

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